Sin importar quiénes seamos, la edad que tengamos o nuestro lugar de origen, en algún punto de nuestras vidas hemos tenido algún sueño. Un sueño de algo que nos gustaría lograr o alcanzar; desde viajar a otro país, volverse un artista famoso, un deportista exitoso o un millonario por poner algunos de los ejemplos más comunes. Es mucho más usual que fantaseemos con estas cosas cuando nuestras vidas atraviesan por algún momento difícil, pues quisieramos convertirnos en aquello que no somos, lo que deseamos ser y lo que creemos que nos podría brindar la felicidad que en ese momento no tenemos. Esto es algo completamente normal y el hecho de que podamos imaginar grandes cosas, no quiere decir que seamos incapaces de lograrlo.
Este es precisamente el caso de un individuo llamado Tommy Wiseau, un soñador por excelencia. Quien siempre quiso ser una estrella de cine, codearse con los mejores actores de Hollywood y realizar grandes películas. El “problema” es que su talento es lo que podría llamarse limitado, su look tampoco es lo más atractivo que existe para un mundo que en su mayoría, se basa en lo bien que uno pueda lucir en pantalla. Fue así que después de tanto rechazo y sensación de infravaloración para él y Greg Sestero (su mejor amigo), decidieron mudarse de San Francisco a Los Ángeles, ciudad donde se gestó el origen de lo que hoy en día es conocido como la peor mejor película jamás hecha, The Room. Esa película fue escrita, producida, actuada, dirigida y financiada por Tommy Wiseau (hoy en día nadie sabe de donde sacó los fondos) y el resultado es una serie de factores que si se trataran de replicar, sería muy difícil dar con el mismo resultado.
The Room es una muestra de todo en lo que se puede errar como producción a la hora de crear una película en casi todos sus departamentos: Fotografía, edición, continuidad, actuaciones, sonido, guión, dirección; pero el resultado es tan malo, que irónicamente trasciende sus propios límites y se convierte en un producto del cual se puede gozar al darle un visionado. Y lo que es muy cierto sobre este personaje, es que a pesar de su aparente falta de talento, hay cierta aura de originalidad e inocencia en él, pues es una persona que luchó contra todo pronóstico para crear su versión de lo que es un gran drama dentro del séptimo arte, presentándonos a un tipo bonoachón que tanto puede consentir a su prometida, como saludar a un perro al comprar un ramo de flores. Es cierto que el resultado es tan malo que resulta cómico (algo que iba en contra de la idea original de su creador), pero ¿en realidad podemos decir que falló al crear un producto del que cualquier persona puede disfrutar sin importar su trasfondo cultural? Un producto que te puede hacer reír más gracias a sus fallos y buenas intenciones que muchas comedias actuales.
Esta es una historia acerca de un perdedor, de alguien que no tenía nada que perder, valga la redundancia y lo apostó todo por cumplir su sueño. Por eso no es sopresa que después de que Greg Sestero publicara un libro llamado The Disaster Artist, (donde se narra la historia que les llevó a crear dicho filme, con todo y sus problemas dentro del rodaje) alguien como James Franco mostrara interés por adaptar esa historia a la pantalla grande. En esta adaptación se profundiza mucho más en el tipo de persona que Wiseu es y la facilidad con la que podía convencer a las personas de seguirlo para alcanzar sus propios sueños. Incluso se hace evidente que existía cierta cantidad de celos hacia quien dice que es su mejor amigo (que en la película es interpretado por su propio hermano, Dave Franco) ya que era el estandard de belleza masculina que suele abrir las puertas a mejores proyectos dentro de esta industria. The Disaster Artist es además una comedia inteligente donte la capacidad de mimetización de Franco para encarnar a dicho individuo es simplemente impresionante, donde su logro más sorprendente es que evita mofarse de ésta persona y lo que trató de hacer; un camino por el cual muchos actores y directores se hubieran inclinado. Aquí a pesar de sus tintes cómicos, la historia que se narra es tratada con un enorme respeto, esto es algo que se siente a lo largo de todo el metraje. The Disaster Artist es un análisis que trata de hacernos comprender que aún dentro de nuestros fracasos, podemos encontrar éxitos escondidos. Éxitos que pueden trascender nuestras propias expectativas. El secreto es saber hacia dónde mirar y jamás rendirnos.
- James Franco como Tommy Wiseau
- El mensaje de su historia
- Puede catalogarse como la típica película motivadora de la temporada