Suffragette es un drama histórico dirigido por la directora inglesa Sarah Gavron que muestra la lucha del movimiento de las sufragistas inglesas, que a principios del siglo XX exigían el derecho al voto de la mujer. Si bien no sorprende que la película sea dirigida por una mujer, y que además aborda cuestiones relacionadas al feminismo, la verdadera importancia del film se encuentra en que la directora evita cualquier tipo maniqueísmo de género; lo que sin duda es algo difícil de lograr, tomando en cuenta que una visión contemporánea del feminismo occidental podría distorsionar la manera en que nos acercamos a este tipo de historias.

En Suffragette las mujeres son personajes que tienen sus fortalezas y que padecen sus debilidades, por su parte los hombres no son retratados como una fuerza totalmente contraria a la de la mujer. Lo que mueve realmente a las sufragistas no es la lucha contra el hombre, sino contra una ideología ya instaurada que debilita su figura dentro de la sociedad. De ahí que la cinta tenga un ritmo bastante fluido sin que nunca se engañe a sí misma. Esta figura de la mujer como una mezcla entre una fuerte convicción y una fragilidad social son los elementos que componen al personaje de Maud (Carey Mulligan), empleada de una lavandería que lleva una vida dentro los órdenes sociales, sin nunca cuestionarlos y viviendo, muy a su pesar, dentro de los mismos. Sin embargo, su manera de ver el mundo se transforma de manera casi inesperada cuando Violet (Anne-Marie Duff), compañera de trabajo de Maud, la invita a formar parte del movimiento sufragista. Una vez dentro, Maud es consciente de la necesidad de hacer un cambio en el sistema, se da cuenta de que  las mujeres no sólo no tienen los mismos derechos que los hombres, sino que también son objeto de abusos e injusticias.

De este modo Maud se inserta de un modo definitivo en el grupo sufragista aunque esto le cueste el rechazo por parte de la sociedad y de su propio esposo, Sonny (Ben Whishaw), quien no solamente la rechaza sino que la aparta de su propio hijo, debido a que la ley dicta que es el padre el único que puede tener la custodia de los hijos. Es así que el drama histórico de las sufragistas toma una forma más definida, y con un mensaje aún más incisivo, ya que podemos ver que a Maud no le pertenece nada, ni siquiera lo más cercano a ella, lo más íntimo que tiene y al mismo tiempo lo más preciado. Razón suficiente para tener algo por lo que alzar la voz. Son estos pequeños matices los que dotan a Suffragette de una buena composición: el entrelazamiento de un hecho histórico junto con el desarrollo de un personaje que no sólo encuentra la necesidad de un cambio social sino también la de una transformación anímica.

Otro gran acierto de la dirección de Sarah Gavron es el cuidado estético de su película. Los escenarios de Suffragette están bellamente elaborados, cuidados en cada uno de los detalles que reconstruyen las calles londinenses de finales del siglo XIX. Además es sumamente interesante que para ser una película histórica, gran parte de la misma se filma con unos movimientos de cámara un tanto violentos  y rápidos que entran en función directa con los actos rebeldes y anárquicos llevados a cabo por las sufragistas, en especial por el explosivo personaje interpretado por Helena Bonham-Carter. Por otro lado, la actuación fugaz y sin sentido de Meryl Streep interpretando a la líder del movimiento suffragette, Emmeline Pankhurst, en donde da un discurso casi intrascendente no hace más que interrumpir, por unos cuantos momentos, el ritmo que seguía la película.

Suffragette no es el primer ni el último término para una película sobre el feminismo. Es innegable que aborda un hecho histórico que es antecedente directo del movimiento feminista, pero para nada su propósito principal es mostrar un discurso de esa índole. Su intención no es otra que la de elaborar un discurso cinematográfico que sea capaz de patentar la importancia de la mujer no sólo a nivel social, sino también intelectual y artístico, y no como mera igualdad de géneros sino como una como diferencia que guarda en sí una fuerza creativa en donde la voz femenina reclama ser escuchada.

FICM 2015: Review de "Las Sufragistas (Suffragette)"
Lo Bueno
  • Buena dirección
  • Las buenas actuaciones de Carey Mulligan y Helena Boham Carter
Lo Malo
  • La interpretación de Meryl Streep
8.5Muy Buena
Puntuación de los lectores: (1 Voto)
7.4