Cinta escrita y dirigida por el famoso director francés, Luc Besson, quien anteriormente nos ha entregado joyas como La Femme Nikita, The Professional e incluso Angel-A. En este nuevo filme, llamado Lucy, decidió reclutar a una de las actrices con más trabajo y fama hoy en día: Scarlet Johansson.
Lucy es una chica “común” con ganas de conocer nuevos lugares, personas y poder divertirse. Durante su estancia en Taipei como estudiante, conoce a Richard, un joven con el que intima y después de pocos días se vuelven novios; sin saber que él esta involucrado en negocios de drogas con la mafia coreana. Desafortunadamente, involucra a Lucy en estos negocios, convirtiéndola en una mula, colocándole una bolsa dentro de su cuerpo, conteniendo un poderoso narcótico parecido al LSD, pero que tiene el poder de permitir al ser humano utilizar el 100% de su mente. En su travesía, ésto le permite poco a poco, poder manipular el movimiento y las acciones de los demás.
La cinta, en su intento de ser una historia de ciencia ficción, trata de revelar el secreto que todos buscamos, que a su vez, es la pregunta filosófica, base de muchas teorías ¿Qué es el hombre? Y ¿para que estamos aquí? Teniendo de premisa, tanto al comienzo como al final: “El universo nos creó para algo…” Sin embargo, el producto final termina pareciendo la narración visual de lo que probablemente sería un viaje ácido.
Al final no hay un desenlace revelador. Nos deja con este cuestionamiento cotidiano, sólo nos da una “fórmula” de cómo saber la respuesta de las preguntas planteadas. El principio básico en la historia, mencionado por el científico (Morgan Freeman) es compartir el conocimiento. Y la moraleja es que cuando esto ocurre, (compartir el conocimiento) el ser humano adquiere la sabiduría total, el auto-conocimiento del universo, su cuerpo físico desaparece, puede ser y existir dentro de los confines de todo el universo, ya que la medida de todas las cosas es el tiempo.
Luc Besson se ha preocupado (como todos los hombres, creo yo) en la existencia, el porqué del comportamiento humano, sus causas y sus consecuencias. Sin embargo, la búsqueda de la existencia del hombre es absoluta. Es decir, todas las respuestas e interpretaciones que se han dado para intentar saber el porqué de esta existencia, son minorizadas proporcionalmente a esta pregunta “eterna”, ya que el conocimiento cae en un error al intentar interpretarlo y darle un significado y no tomarlo simplemente como lo que es: conocimiento.
Independiente del problema que plantea esta chica llamada Lucy, la película no se vuelve tediosa, tiene grandes secuencias de acción sumamente entretenidas, gran diseño sonoro y visual, pero queda en deuda con los cuestionamientos filosóficos que plantea.