Después de que Walt Disney adquiriese los derechos de Star Wars luego de una transacción multimillonaria, era evidente que sus planes eran explotar la marca al máximo al crear muchos filmes y productos que ampliaran la historia de este universo. Fue así que llegó The Force Awakens (J.J. Abrams, 2015) cinta que a pesar de sus numerosas fallas, logró emplear el elemento nostálgico para presentar a una nueva serie de personajes, además de permitirnos ver a nuestros viejos héroes una vez más. Posteriormente, se estrenó el primer spin-off de la saga con Rogue One, una cinta que nos mostró el lado más bélico y emocionante de Star Wars en sus últimos 30 minutos, por lo que el hype por el episodio VIII era enorme. Y por fin, después de dos largos años llegó el tan esperado estreno de The Last Jedi, solo para darnos cuenta de que muy probablemente, lo peor que le pudo pasar a esta franquicia es que fuera adquirida por Disney.

La historia inicia prácticamente donde The Force Awakens terminó, en donde Rey (Daisy Ridley) y compañía encuentran a Luke Skywalker (Mark Hamill) y tratan de convencerlo para que ayude a la resistencia, para así lograr derrotar a la Primera Orden. Por el otro lado, los miembros sobrevivientes de la Resistencia tratan de escapar de los constantes ataques de la Primera Orden donde Finn (John Boyega), bajo órdenes de Poe (Oscar Isaac) lleva a cabo una misión de incógnito para tratar de desactivar el sistema de rastreo de una de las naves más poderosas de sus enemigos, para así lograr completar el escape.

A lo largo del filme, veremos una serie de situaciones que nos remiten en automático a partes de El Imperio Contraataca y El Regreso del Jedi, demostrando nuevamente que el fanservice y la nostalgia seguirán siendo factores importantes para la construcción del futuro de la franquicia, aunque también es un punto en contra ya que se siente que se abusa de ésto, además de que los nuevos elementos narrativos no terminan por cuajar del todo. Sin llegar a dar spoilers, el pasado y origen de dos personajes es hecho añicos a través de resoluciones muy improvisadas solo para causar “impacto” en la trama. Personajes nuevos que son introducidos solo para ser “incluyentes” en cuanto a género y color de piel, pero que no cuentan con un aporte o desarrollo apropiado más allá de querer sembrar semillas para expander el universo en el que se lleva a cabo. Incluso, a pesar de contar con un inicio espectacular —no sin dejar de lado un chiste muy soso que vendría siendo una advertencia de lo que estaba por venir— y un par de momentos verdaderamente memorables a lo largo de la película, poco a poco se ven opacados por  las enormes lagunas que existen en el guión. Personajes tan icónicos y complejos como Luke se ven reducidos a nada, donde la comedia de pastelazo y la ausencia de un conflicto real siempre se ven presentes. Kylo Ren a pesar de contar con un arco narrativo realmente prometedor, se vuelve a convertir en un personaje estúpido y berrinchudo, Rey nuevamente logra salir adelante de forma autodidacta poniendo en duda las habilidades y sabiduría de los Jedis más poderosos como Obi-Wan Kenobi, Yoda, Anakin Skywalker o Mace Windu, porque de qué sirve el entrenamiento si eres técnicamente, una princesa Disney.

Eso sí, a nivel visual y sonoro la película es exquisita, desde la gran banda sonora creada por el maestro John Williams (quien se redime después de su tibio score para The Force Awakens), hasta las grandes secuencias de acción, llena de efectos visuales de primer nivel, las cuales lograrán emocionar a cualquier espectador, fan o no de la saga. Aunque cabe resaltar que las batallas con sables láser de ésta nueva trilogía dejan mucho que desear, donde incluso Rogue One en menos de dos minutos supera por completo a cualquier enfrentamiento de The Force Awakens o The Last Jedi, algo verdaderamente lamentable ya que es uno de los elementos más icónicos de Star Wars.

A final de cuentas, The Last Jedi es una muestra de lo que Disney pretende hacer con esta franquicia, convertirla en un producto lleno de clichés, tramas vacías, villanos olvidables, personajes unidimensionales y emplear el mismo esquema una y otra vez para tratar de obtener las máximas ganancias posibles tal y como lo está haciendo con los super-héroes a través de Marvel, pues al fin y al cabo a la mayor parte de la audiencia lo que le interesa es pasar un buen rato para olvidarse de su realidad. Pero después de que se hiciese oficial la adquisición de 21st Century Fox a manos de Disney, es realmente preocupante que una empresa tenga (en su mayoría) el control creativo de todo lo que vemos y disfrutamos. Tal vez Disney se está convirtiendo en el equivalente al malévolo Imperio Galáctico y nosotros en los rebeldes, donde el futuro de lo que consumimos está en nuestras propias manos. El tiempo lo dirá.

Crítica de "Star Wars: The Last Jedi"
Positivo
  • Efectos Visuales
  • La mejor faceta de John Williams está de vuelta
  • Las secuencias de acción
Negativo
  • Chistes de pastelazo
  • Huecos en el guion
  • Pobre desarrollo de personajes
6.5Nota Final
Puntuación de los lectores: (43 Votes)
4.7