El documental llamado “Don de ser”, dirigido por Néstor A. Jiménez Díaz, nos muestra varias comunidades de Chiapas en donde a diario, conviven para mantener vivas sus tradiciones y es que cuando vives tanto tiempo en un mundo tan ajeno a muchas cosas, lo único por lograr es, cuidar esa parte a la que llamas hogar.
A veces es difícil pertenecer a una comunidad o a una sociedad, en la actualidad es muy complicado entablar lazos con personas similares a ti en gustos o pensamientos, por eso, es que luchar por conservar dialectos, costumbres y formas de vida para una comunidad en Chiapas, se vuelve una cuestión de supervivencia.
Un compilado de distintas entrevistas con personas de diferentes localidades, nos muestra cada una su peculiar forma de vivir en sus tierras, desde mujeres que son llevadas a las 10 años para trabajar como criadas, hasta niños formados para cuidar de sus cultivos, los cuales serán su única fuente de ingresos y alimentación.
Las cuestiones religiosas son totales en comunidades así, Dios proveerá si son buenos cristianos y es que en pleno siglo XXI todos pensaríamos cuestiones de dioses como cosas de nuestros antepasados, pero para éste tipo de gente representan la bendición de una cosecha productiva.
Y es que el tiempo no transcurre tan rápido como en las grandes ciudades, no viven pegados a un aparato eléctrico, sus reuniones no son grupos de whatsapp o fotos etiquetas de Facebook, en estos lugares las visitas son acompañadas con atole, ir a la casa de lado a visitar a tu comadre que al mismo tiempo es tu prima.
El ser humano “moderno”, sale a las calles con la ropa de temporada, el mejor celular del mercado y visitando los lugares de moda, al llegar la noche y despojarse de todo eso, no sabe ¿quién es en realidad?.
Mientras la gente que a diario es feliz en lugares con tanta riqueza natural, orgullosa de su tierra, de su pueblo, alejados de tanta modernidad y viviendo con muchos sacrificios pero cómodamente, puede decir orgullosamente que han luchado durante años para saber quiénes son.