La Palma de Oro de la edición más reciente del Festival de cine de Cannes fue entregada por segunda ocasión al director inglés Ken Loach (quien la había conseguido previamente con The Wind that Shakes the Barley en el 2006), convirtiéndose así en el noveno director en lograr dicha hazaña. Pero lo interesante no es que la haya ganado sobre obras que la crítica considera superiores, sino que por año consecutivo el premio sea dada a una obra que contenga una fuerte temática social y sin lugar a dudas Ken Loach es un gran representante en este tema, ya que la principal característica de cada uno de sus filmes es que desbordan un llamado para prestar atención a lo que ocurre en nuestra sociedad.
Yo, Daniel Blake nos habla de un carpintero llamado así, que con 59 años de edad ha sido imposibilitado para trabajar por un reciente ataque al corazón, por lo que aplica al seguro de incapacidad el cual es rechazado por no obtener los puntos requeridos. Debido a esto tendrá que tratar de hacer lo posible para que se revierta tal decisión. Mientras tanto, deberá aplicar al seguro de desempleo, en donde se comprometerá a buscar empleo y tendrá que seguir los pasos que el sistema de ayuda al empleo de Inglaterra le requiere. En tal proceso burocrático, conocerá a Katie, una joven londinense que por sus circunstancias de madre soltera de dos hijas ha tenido que llegar a Newcastle. Daniel y Katie se apoyarán mutuamente mientras las circunstancias en las que están rodeados no les sean tan favorecedoras.
Si bien se reconoce que las temáticas de este tipo siempre han estado presentes en la filmografía de este director, cada una de sus películas denuncia algo distinto. En esta ocasión se trata del sistema de ayuda para el desempleo, el cual es un gran problema que tiene Inglaterra actualmente y la forma en que Ken Loach lo presenta es muy elocuente, ya que nos muestra de forma dinámica esta problemática a través del sufrimiento de un adulto mayor que trata de luchar para solucionar el problema al que se vio orillado y cambiar su realidad. No te lo muestra como un panfleto informativo o un drama con estilo telenovelesco a pesar de que en algunos momentos y situaciones dramáticas si puedan a llegar a rozar ese tono. Esto puede dar pie a que cierto sector del público considere que está siendo manipulado para sentir esa angustia del protagonista, pero afortunadamente el discurso principal siempre está presente.
Lo que no se puede negar, es que no podrás salir sin ninguna postura o idea acerca de la temática. Y eso también es un gran logro del guionista Paul Laverty, quien es un asiduo colaborador de Loach ya que han trabajado juntos en sus últimos proyectos. Lo que sí se puede recriminar es la conclusión que presenciamos, que no arruina la experiencia, pero se siente innecesaria.
Sin duda, dos Palmas de Oro a una misma temática, demuestran que el jurado quiere decirnos algo: que sin importar cual haya sido superior o no, necesitamos mirar el mundo y ver qué se puede cambiar.
- Temática bien desarrollada
- Actores
- Melodramática
- Conclusión