Manolo Caro, director de No sé si cortarme las venas o dejármelas largas, Amor de mis amores y Elvira… te daría mi vida pero la estoy usando, presenta su cuarto filme: La vida inmoral de la pareja ideal. Mucho más desafortunada que las anteriores obras del prolífico director jalisciense, su cuarta película al hilo refleja la decadencia total en la carrera de un director que sin ser brillante no había demostrado tal nivel de tesista como en su más reciente trabajo. A la altura de Como dice el dicho, o La Rosa de Guadalupe, difícilmente La vida inmoral de la pareja ideal puede conseguir más allá de lo que logra la telenovela más común de Televisa.
El maravilloso argumento es el siguiente: Una pareja de adolescentes que estudiaban en el colegio católico “Santísimo Corazón” de la Ciudad de México en los años ochenta, se reencuentra 25 años después en una tienda de abarrotes de San Miguel de Allende.
Ya como adultos, Martina (Cecilia Suárez) quien con su postura jorobada intenta representar a una maestra de ballet y Lucio (Manuel García-Rulfo) cuya finalidad es visitar San Miguel de Allende para ver un espectáculo de danza, inventan que están casados y que tienen hijos, deciden fingir uno al otro que reencontrarse no significará nada en sus vidas y que su amor quedó en el pasado. El resto de la trama gira en torno a saber por qué la pareja adolescente terminó su relación y qué aspectos de esa historia puberta los marcaron en su vida adulta. ¿Por qué ahora son solitarios? Parte del misterio se resuelve desde una “tierna” leyenda que aparece al inicio de la película: Los caballitos de mar mueren en pareja, si uno muere el otro muere con él.
Los protagonistas se esmeran en fingir que son casados, Martina inventa que incluso tiene una hija. Historia que pudo contarse en 20 minutos, quedaba mejor para un corto que para un largometraje que nos quita casi dos horas de tiempo para contar una historia corta y simplona, totalmente predecible y sin mayor emoción o expectativa.
Las carencias de narrativa y la falta de una historia sustantiva para contar al espectador, son baratamente sustituidas por un sound track ochentero y noventero que se suma a la moda nostálgica y en franca estrategia de mercadotecnia satura la película con canciones de Leonardo Lozanne, Los prisioneros, Duncan Du, Caifanes, Soda Stéreo y Thalía.
La película tiene problemas desde la redacción de la historia que no embona con la duración contemplada para un largometraje. Es demasiado larga y sin mucho que contar. Los roles protagónicos en su etapa adolescente son interpretados por Ximena Romo (Martina) y Sebastián Aguirre (Lucio) quienes extrañamente se transforman en Cecilia Suárez y Manuel García Rulfo en su etapa adulta. Ninguno de los dos actores juveniles conserva parecido físico alguno con los actores que toman sus personajes 25 años después, por el contrario, son extremadamente distintos y jamás podemos encontrar el rostro de Cecilia Suárez en el de Ximena Romo, ni mucho menos el de Sebastián Aguirre en Manuel-García Rulfo.
Pese a que tiene algunos gags divertidos y de pronto logra hacernos escapar algunas carcajadas, la película no tiene un efecto conmovedor, melodramático, o cómico. Parece que toda la historia se resuelve desde los primeros minutos y que la segunda hora de la cinta está destinada a aburrirnos sin poder encontrar nada más.
Por otra parte, nunca encontramos cuál es la vida inmoral de la pareja ideal, puesto que el gran escándalo inmoral se concentra en el relato de que los jóvenes preparatorianos crean un cuartito acondicionado para tener relaciones y experimentar sobre su sexualidad. Después de 25 años se supone que esa gran inmoralidad se convirtió en la pareja ideal porque ellos son como dos caballitos de mar que no pueden estar separados porque cualquiera de los dos moriría sin la presencia del otro.
Historia inverosímil, mal contada, absurda, plagada de clichés, sin ritmo, con pésimas actuaciones, mal dirigida y que sin dejar de ser pretensiosa constituye una mala imitación del estilo Almodóvar que no deja nada más en el público que una valiosa pérdida de tiempo.
- La ambientación de la película en los años ochenta
- Las locaciones en San Miguel de Allende
- Argumento
- Actuaciones
- Casting