En el cine, nuevas adaptaciones de obras literarias famosas han surgido a través de los años por diversas razones, siendo la más común el intento de atraer a nuevos adeptos a estas historias, con la ayuda de nuevas tecnologías y efectos visuales, convirtiéndolos en todo un espectáculo visual y sonoro, pero que en la mayoría de ocasiones solo se quedan en eso. Otra de las razones —menos común—, es la idea de que un director de culto tiene una visión lo suficientemente atractiva para mostrar su versión una historia. Ambos casos se pueden comparar con el hecho de aventar una moneda al aire, donde el resultado pueden ser dos opciones, o mejorar lo que ya hemos visto o quedar muy atrás cuando de por sí la película original es reconocida mundialmente. Dos ejemplos importantes de esto son: lo realizado con True Grit, nueva adaptación a cargo de los Hermanos Coen y que además de ser una excelente adaptación, es quizás mejor película que la versión original de 1969 con John Wayne. O el caso contrario es con Todos los hombres del Rey, donde la versión de 1949 resulta ser superior a la más reciente del año 2006.
¿Pero por qué mencionar estos ejemplos? Porque las versiones originales cuentan una gran producción, además de múltiples nominaciones al Oscar y representan lo mejor de cada año hecho en la historia del cine. Sin embargo, en este año resulta que alguien decidió que era buena idea presentarnos nuevamente la clásica historia de Ben-Hur, la cual era evidente que jamás igualaría el éxito y fama de la cinta original estrenada en 1959, y que contaba con una leyenda como su protagonista, Charlton Heston. Ese filme dirigido por William Wyler es considerado como uno de los mejores de la historia pues es de las pocas películas que han logrado ganar 11 Premios de la Academia. Es por eso que esta nueva versión que apunta a ser un simple blockbuster causó sorpresa al ser anunciado, y más aún con la pobre elección de actores para una historia de este calibre.
La historia probablemente muchos la conocemos si es que en alguna ocasión hemos visto la versión de 1959 que cada semana santa un famosa canal mexicano la pasa con múltiples anuncios comerciales. La trama se basa en la novela de Lew Gallace, Ben-Hur: A Tale of the Christ, donde se nos muestra a un príncipe judío, Judah Ben-Hur (Jack Huston) que en épocas de Jesucristo (Rodrigo Santoro) y de la conquista romana al pueblo judío, es acusado falsamente de traición por su hermano adoptivo Messala (Tobby Kebbel), un oficial romano. Esto hará que tenga que cumplir una sentencia, en donde su único objetivo será lograr liberarse de su aprisionamiento y lograr llevar a cabo su venganza.
La historia en sí no es el problema dado a que el material de origen es muy bueno, además de que ya la conocemos y se nos ahorran muchas sub-tramas, haciéndola mucho más ligera, entretenida y fácil de digerir, pero que de forma desafortunada cuenta con actuaciones que sobresalen en ningún sentido. Tal vez no rayen en lo ridículo pero es muy difícil que un actor como Jack Huston lograra superar la titánica interpretación de Charlton Heston, quien sin lugar a dudas, seguirá siendo el mejor actor que haya interpretado jamás a este personaje.
Entre los muchos errores de esta nueva versión de Ben-Hur hay que mencionar que su afán jamás fue superar al filme original, algo que es muy obvio desde la campaña de marketing de esta cinta, sino convertir esta historia en algo mucho más accesible para una audiencia que se ha acostumbrado al cine palomero de estas características. Se busca que un espectador promedio pasee un rato de entretenimiento con una película que no trasciende, con la simple finalidad de obtener remuneración económica en la taquilla mundial. A pesar de contar con los avances tecnológicos de nuestros tiempos y de lograr emplearlos en algunas secuencias muy impactantes, además del buen trabajo de diseño de producción, el espíritu de esta historia se siente ausente cuando una película con pobres ambiciones falla al intentar arriesgar y convertirse en algo más. Solo hay que observar el terrible desenlace de esta cinta, el cual si bien contiene muchos fallos, posee cierto ritmo y estructura congruente hasta que se llega a la recta final, ya que en ningún momento nos logramos creer que todo lo que vimos a lo largo de dos horas de metraje, pueda terminar de forma tan insignificante, lo cual solo provocar risa involuntaria ante este evento tan inverosímil.
Como les dije en un inicio, era muy obvio que las aspiraciones de esta producción son muy diferentes a la que se estrenó en 1959, en donde solo se busca hacer dinero, pero dada la calidad de la película, luce como algo sumamente complicado. Esta versión de Ben-Hur probablemente será un éxito como película de camión, pero jamás lo será dentro de las salas de cine.
- Es una historia más ligera y corta que anteriores versiones
- El desenlace
- Dirección
- Actuaciones