Hace dos años (también en el día de San Valentín) se estrenó en cines la adaptación de 50 Sombras de Grey, la primera parte de la trilogía escrita por E.L. James, que de forma sorprendente se convirtió en un éxito rotundo al lograr ser un best-seller, además de lograr recaudar una enorme cantidad de dinero en taquilla con su adaptación fílmica. El problema recae en que si de por sí el texto original rayaba en lo ridículo, con claros tintes machistas que para su autora son sinónimo de seducción y erotismo, la película resultó ser un completo bodrio. Entre malas actuaciones, un guión muy flojo y una dirección muy perezosa por parte de Sam Taylor Johnson, quien aparentemente tuvo diferencias creativas con los productores y autora de los libros, lo cual le orilló a abandonar a la joven franquicia.
Para esta segunda parte titulada 50 Sombras Más Oscuras se contó con la dirección de James Foley y con un guión por parte de Nial Leonard. Aquí los personajes principales regresan para continuar con la trama en el punto en que nos dejó su antecesora, Anastasia Steele (Dakota Johnson) ahora cuenta con un nuevo trabajo en el mundo editorial como asistente de un importante editor, Jack Hyde (Eric Johnson), el cual tiene cierto interés romántico hacia su persona, aún cuando ella no le ve de la misma forma. Mientras sigue construyendo su nueva vida, Christian Grey (Jamie Dornan) aparece de nuevo e insiste en regresar con ella. Después de meditarlo por cierto tiempo, decide darle una nueva oportunidad al hombre de sus sueños, lo que hará que su relación pase al siguiente nivel, en donde Anastasia dudará si debe continuar con él o dejar atrás toda relación. A su vez ciertos personajes atados al pasado de Grey irán surgiendo a través de las sombras, complicando el futuro de los protagonistas.
A pesar de lo mala que fue la primera parte, no se puede negar que hasta cierto punto era entretenida con todos sus errores, pero aquí, bajo la dirección de Foley la historia se torna en algo sumamente aburrido. Esto se debe principalmente al pésimo guión en donde verdaderamente nos da tristeza ver a figuras como Kim Bassinger y Marcia Gay Harden haciendo el ridículo en papeles secundarios. Sumemos el horrible acercamiento que se le da a todo lo referente al sadomasoquismo y bondage, ya que en lugar de recibir un tratamiento verdaderamente erótico para encender la pasión entre sus protagonistas, todo termina en malos chistes y risas involuntarias para el espectador.
50 Sombras Más Oscuras no solo es más aburrida que su antecesora, sino menos “Sexual” si comparamos las escenas de intimidad entre esta nueva entrega y la primera. Si el público que disfrutó del filme anterior por esa razón espera ver lo mismo en pantalla, saldrá decepcionado porque lo único que verán son desnudos y no escenas candentes por decirlo de alguna forma. Además se cumple con la famosa frase de que las segundas partes son (casi siempre) malas, lo cual en este caso en específico resulta difícil de creer pues la primera entrega fue muy mala, por lo que solo quedaba margen de mejora, pero desafortunadamente no fue así. Solo esperamos que se estrene su tercera parte lo más pronto posible para así poder librarnos de una trilogía tan insípida, como intrascendente en el séptimo arte.
- Nada es rescatable
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