Un elemento predominante en el cine durante los últimos años son las películas sobre espías, ya sean británicos como James Bond o norteamericanos como Jason Bourne. Sin embargo, algunas han sobresalido por ofrecer algo distinto, este es el caso de Kingsman, cinta que se estrenó hace tres años de la mano de Matthew Vaughn, la cual funciona como sátira para éste tipo de cine, al “mofarse” de muchos elementos que se consideran clichés dentro de ese tipo de historias. Ese filme obtuvo un muy buen recibimiento por parte del público y la crítica por igual, lo cual confirmó que tendríamos una secuela dentro de algunos años y precisamente les platicaré un poco sobre esa secuela.
En esta ocasión, la agencia de servicio secreto británico conocida como Kingsman, sufre un gran contratiempo al perder su base y equipo, además de sufrir la desaparición de varios agentes. Esto debido a un nuevo enemigo, Poppy (Julianne Moore), la mente maestra detrás de un poderoso cártel de drogas con distribución a nivel internacional. Es así que los sobrevivientes de Kingsman, decidan recurrir a otra agencia de servicios secretos, la cual pertenece a Estados Unidos, con la finalidad de unir fuerzas y poder combatir a este enemigo en común.
Como les mencioné anteriormente, la primera parte se caracterizó por el uso de su humor sarcástico y absurdo hacia este tipo de cine, mientras a su vez, ofrecía una película realmente entretenida y que funciona dentro de su propio universo. Pero aquí, al intentar emular esa fórmula se cae en la exageración y el ridículo involuntario, ocasionando que aquello que brilló en su primera parte, aquí termine siendo un factor en contra y hasta cierto punto, se siente fuera de contexto.
El elenco sigue siendo muy bueno, sin embargo, se siente desperdiciado, principalmente por el papel de Julianne Moore, ya que a pesar de ser una gran actriz, aquí se ve reducida a interpretar a un personaje mucho más absurdo y ridículo del que nos presentó Samuel L. Jackson en la entrega anterior. El mismo caso aplica para Jeff Bridges, otro gran actor y que es llevado a la exageración al interpretar al jefe de la agencia estadounidense. Pero lo más soprendente de este caso es que el talento detrás de cámaras sigue siendo el mismo de la primera parte, lo cual sorprende ya que hasta parece que alguien más escribió y dirigió la película.
En resumen se puede decir que Kingsman: El círculo dorado es una película que entretiene a medias si no eres muy exigente, ya que el exceso de datos proporcionados para que se logre comprender su trama son bastantes, lo cual puede llevar al tedio. Los chistes forzados, personajes ridículos y una mala trama puede que logren sacar una que otra carcajada y tal vez eso sea suficiente para muchos.
- Elenco
- Escenas de acción
- Algunas bromas
- La fórmula de la primera se siente gastada
- Mala trama