El pasado 8 de Septiembre se cumplió el 50 aniversario del estreno del primer episodio de Star Trek en la NBC, un evento que significó mucho para el desarrollo de programas en Televisión ya que a diferencia de muchos otros shows, Star Trek siempre se caracterizó por excluir la xenofobia dentro de sus historias sin importar el entorno político y social de la época. Introdujo a personajes rusos, japoneses y afroamericanos sin la necesidad de ridiculizarlos en pantalla, otorgándoles así una personalidad muy honesta y característica, logrando que la audiencia empatizara con estos personajes que fueron creados por Gene Roddenbery, generando una fiel ola de seguidores denominados como Trekkies (o Trekkers) a lo largo de los años. Además, fue un show visionario en materia de ciencia ficción puesto que a pesar de haber durado solo tres años en televisión, sirvió de inspiración para muchos otros proyectos que han existido y seguramente existirán en un futuro. Debido a esto, los personajes e historias de la tripulación del Enterprise se introdujeron al cine con Star Trek The Movie en el año de 1979 obteniendo resultados muy pobres, pero afortunadamente para esta “nueva” franquicia, esos errores se vieron corregidos con filmes posteriores, especialmente el de Star Trek: The Wrath of Khan el cual aún hoy en día sigue siendo considerado como una de las mejores cintas de este universo y una de las mejores secuelas que existen en materia de cine; lamentablemente el camino se perdió en años posteriores a pesar del intento de mantener vivo el nombre de Star Trek tanto en el cine como en la televisión.
No fue hasta que en el año 2009 se estrenó una especie de reinicio para esta franquicia a manos de un talentoso director como lo es J.J. Abrams, quien inteligentemente hizo uso de los personajes clásicos gracias a un cambio en la línea temporal original que todos conocemos; creando así una línea alterna en donde se desarrollan estos nuevos filmes, brindando la posibilidad de explorar nuevas o viejas historias con la ventaja de poder presentarlas de forma novedosa. Esto último se vio reflejado con la estupenda segunda parte de esta nueva dirección de la tripulación del Enterprise, la cual se tituló Star Trek: Into Darkness, filme que presentó nuevamente a uno de los villanos más icónicos de esta franquicia, Khan Noonien Singh (interpretado brillantemente por Benedict Cumberbatch) dejando así la barra muy en alto para una tercera entrega. Desafortunadamente el director de estas dos cintas decidió anunciar su renuncia como el titular para llevar a cabo la tercera parte debido a que eligió hacerse cargo de Star Wars Episode VII: The Force Awakens, (Jugada que no le salió muy bien en cuanto a calidad narrativa). Fue así que empezó la difícil tarea de encontrar a la persona adecuada que pudiera llenar los zapatos para una franquicia tan difícil de manejar como lo es Star Trek y para sorpresa de muchos, el director elegido fue nada más y nada menos que Justin Lin, quien es reconocido mundialmente por su labor en la franquicia de Fast & Furious, donde ha demostrado su talento para crear enormes secuencias de acción —las cuales alguna vez rayan en lo ridículo— y contando con Simon Pegg como el guionista para esta nueva entrega, después de que los guionistas de las dos películas anteriores tuviesen diferencias creativas con el estudio productor.
En esta ocasión se nos presenta a la tripulación del Enterprise que todos conocemos, Kirk, Spock, Uhura, “Bones”, Chekov, Sulu y demás, los cuales se encuentran en una misión de exploración espacial con una duración de cinco años, lo cual les ha llevado a replantearse sus ideales y convicciones acerca de lo que significa formar parte de la Flota Estelar, y si sería adecuado seguir o no siendo parte de ella, dudas que recaen específicamente en los dos protagonistas principales, el capitán Kirk y su primer oficial Spock. Estos pensamientos se ven interrumpidos cuando se ven inmiscuidos en una misión de rescate que resulta en la pérdida total de su nave, dejando a la tripulación a la deriva en un planeta desconocido, ante una inminente amenaza representada en la forma de Krall (Idris Elba) el villano principal. En este misterioso planeta es donde se nos introducirá a Jaylah, uno de los nuevos personajes que se ha estado promocionando en la campaña de marketing de este filme, el cual es encarnado por Sofia Boutella, sirviendo como el vínculo entre este nuevo mundo y nuestros protagonistas. Desafortunadamente resulta ser un personaje intrascendente, además de convenientemente familiarizado con ciertos elementos de la Flota Estelar, motivo por el cual se relaciona con suma facilidad con el Capitán Kirk y el resto de su tripulación.
En cuanto a los aciertos del filme, la forma en que se plantean los conflictos internos entre los protagonistas principales resulta ser muy interesante e incluso creíbles; además de la exploración de relaciones entre ellos, desde amistades a intereses amorosos. Incluso el despojar a la tripulación de su nave insignia, el USS Enterprise, durante los primeros 40 minutos de la cinta brindaba enormes posibilidades en cuanto el desarrollo de la trama de cada uno de estos individuos y en algunos momentos logran remitirnos a esa sensación de estar viendo uno de los episodios de exploración de la serie de televisión. El problema surge cuando estos elementos son abordados de forma meramente superficial, pues deciden enfocarse a crear un enorme espectáculo visual en donde el director Justin Lin demuestra nuevamente que incluso para una franquicia de ciencia ficción, también se le pueden incrustar vehículos de dos ruedas al estilo de Fast & Furious. Sumemos a esto secuencias muy exageradas y el nulo desarrollo de un villano que prometía mucho, pero al final termina ser un caso muy decepcionante a pesar de que el universo de Star Trek es muy rico en cuanto a personajes que podrían servir como fuerzas antagónicas; un ejemplo de ello serían los Klingon, de quienes tuvimos un breve vistazo en Star Trek Into Darkness y bien podrían haber sido utilizados para esta tercera entrega.
Lo que termina rescatando a este filme son la tripulación original, Kirk, Spock, Uhura, Bones, Scotty; quienes a cada momento que salen en pantalla hacen suyo el papel que les corresponde, logrando transmitir una enorme empatía hacia el espectador e incluso brindando escenas muy graciosas, pero que distan mucho de la complejidad emocional a la que J.J. Abrams nos acostumbró en las dos entregas anteriores. Esperemos que la franquicia sea analizada a fondo y corrijan este paso en falso de un filme que con buenas intenciones prometía mucho pero al igual que su nave estelar, en vez de llegar a su destino se quedaron a la deriva, perdiéndose en el espacio.
- La exploración de relaciones entre protagonistas
- Planteamiento del Conflicto
- El Villano
- Secuencias sumamente exageradas
- Se extraña la dirección de J.J. Abrams