El cine chileno pasa por un buen momento ya que muchos filmes de ese país han llamando la atención en muchos festivales y premiaciones, en este caso, Aquí no ha pasado nada en el FICG. Esto debido a que es una propuesta que logró ser producida con una muy poca cantidad de dinero, filmada en tan sólo 11 días con un elenco admirable, de lo mejor del país sudamericano. Y que después de pasar por Sundance y Berlín, su mayor triunfo reside en la capacidad que el director y los demás involucrados tuvieron para levantar el proyecto con dinero obtenido a través de Indiegogo y algunas personas del staff sin pago, hasta después que tuvieran dinero por la corrida comercial u otros apoyos.
La historia está basada en un hecho real, pero aquí lo que se presenta está modificado y no es tan a pegado a como sucedió en realidad. La historia encuentra su punto similar en una caso del año 2014, en donde se vio envuelto el hijo de un senador chileno e indigno a la población por la manera en que se aplicó justicia. Aquí la historia nos habla de cómo Vicente (Agustín Silva), tras el encuentro con unas chicas decide acompañarlas a una fiesta en un fin de semana, lo que no sabrá es que se verá involucrado en un accidente del cual después lo inculparán, en donde el responsable es quién tiene el favor de la justicia, porque tiene dinero y las pruebas no ayudan mucho que digamos. De esta forma, Vicente tendrá que tomar una decisión, luchar contra el beneficiado o unirse a él.
Con un gran elenco que quienes han visto cine chileno reconocerán, el director Alejandro Fernandez Almendras da una historia interesante, con la que podemos empatizar en cualquier país latinoamericano y nos pregunta de forma directa: ¿En un sistema de justicia de favores, se puede competir contra el dinero y el poder? Y es quizá ahí donde reside su mayor triunfo, porque el cine no sólo es ficción, también es denuncia.
Dado a la naturaleza del proyecto, se entiende que la grabación fuera tan precipitada, por eso nos presenta una fotografía hecha con cámara a mano, lo que le resta cierta intensidad puesto que hay varias secuencias en donde el montaje no ayuda y se siente como un experimento, además del desenlace el cual se siente muy predecible. Sin embargo, es una película que vale la pena ver, sin importar las circunstancias en las que se vio envuelto el proyecto, sino porque representa una realidad que no debemos ignorar.
- Cierto recursos narrativos
- Equipo actoral
- Cámara en movimiento