Por Iván Belmont
Muchos confunden el hecho de re-imaginar o re-contar una historia ya antes vista que está basada en un texto escrito; con Carrie muchos llaman a esta nueva adaptación (es lo que es) un remake del filme de 1976 que fuera dirigido por el maestro Brian de Palma y protagonizada por Sissy Spaceck.
En esta ocasión el protagónico recae en la joven actriz Chloë Grace Moretz, acompañada de una leyenda como lo es Julianne Moore y dirigidas por la sensacional Kimberly Peirce, quien anteriormente nos trajera el filme de culto Los muchachos no lloran.
Ahora bien, la historia es prácticamente la misma que la novela de Stephen King, con sus ligeras variaciones para hacerla más acorde a nuestra época, una chica llamada Carrie White quien está cursando los últimos meses de su estancia en la preparatoria, empieza a descubrir que tiene habilidades telequinéticas, sufre de bullying, eventualmente confronta a aquellos que le hicieron daño (su madre incluida). Entonces, ¿Qué es lo que hace diferente esta versión a la de Brian de Palma?
Sin lugar a dudas podemos decir que es el tono de la película, pues esta se siente más ligera, más comercial, no se toma tanto en serio, sólo trata de hacerte pasar un rato agradable y entretenido y lo logra hasta cierto punto. No pretende convertirse en un clásico del género de horror, aunque sí tenga cosas bastante interesantes y violentas, es algo gore y agresiva en ciertos tramos de la historia, además del enfoque que se le da a la protagonista, como si fuera una antihéroe, casi un personaje de cómic, en una plática con la directora nos reveló que efectivamente esa era su intención, dar un enfoque digno de un personaje de historietas.
En resumen podemos decir que aunque no es una gran película, es lo suficientemente atractiva y entretenida para alejarte un rato de la cotidianidad que vives, algo para pasar el rato pues, ve y disfruta un filme sin complicaciones ni pretensiones.