Una película contemplativa que busca que el espectador se ponga a pensar sobre lo que tiene y como al perderlo no somos nada.
La historia se centra en un hombre de Setenta años con una casa cerca de la costa, quien se ve enfrentándose al hecho de que le han arrebatado su patrimonio y fue demolido, por lo que sin hogar y sin ningún objeto de valor, decide refugiarse en el bosque y sus memorias.
La película pretende mostrarnos un discurso poético sobre el desprendimiento de los valores materiales y de que al final de cuenta lo único que atesoramos son los recuerdes vividos.
Lamentablemente los poco que entendieron esto fueron los que lograron mantenerse despiertos durante los pesados 80 minutos que dura esta cinta dirigida por Nicolas Pereda.
¿Pero a que se refiere con los ausentes?
El director comenta que los estilos de vida en los que predominaban las actividades agrícolas y ganaderas poco a poco han ido perdiendo su identidad y comienzan a caer en el olvido, ya que las nuevas generaciones buscan un crecimiento hacia un medio no tan rural en vez de continuar con un tradición o modelo de subsistir que ya esta establecido por sus ancestros.
Osea que esa generación que no siguen esta tendencia serían los ausentes, aquellos que salieron del medio rural buscando un crecimiento económico y dejando a un lado la tarea de producir alimentos, lo cual es tarea que terminan tomando las empresas grandes quienes explotan los recursos.
La cinta tiene un gran mensaje de trasfondo pero que mi parecer lamentablemente no logra ser claro debido a la ejecución y ritmo de la misma.
- Argumento
- Tomas contemplativas
- Lentitud de las secuencias