Marion Cotillard nos encanta de nuevo con sus grandes dotes histriónicos en la depresiva imagen que proyecta en Sandra, la protagonista de Dos Días, Una Noche en donde encarna a una madre de dos niños que trata de recuperar su empleo después de una larga ausencia por enfermedad, poniendo en jaque las moralinas de sus compañeros ¿rechazarían 1000 euros al mes a cambio de que Sandra no pierda su empleo?
La película tiende a un realismo social actual, se profundiza con los papeles secundarios, es decir, a sus compañeros que harán posible o no su regreso o la búsqueda a una nueva aventura de conseguir empleo, ¿en qué situación nos encontramos para no asumir las consecuencias de un despido?
Entre penurias y recaídas de su depresión, Sandra consigue ocho votos a su favor y ocho en contra, si bien parte de su acomplejamiento, de tantas representaciones que recibe de ella misma y su poco contacto con la realidad, el constante contacto con sus compañeros parece funcionar como una especie de terapia, acumular votos de casa en casa junto con su esposo parece algo crucial, casi de vida o muerte, ya que hasta el final de la película toma conciencia de que siempre se debe seguir adelante, finalmente no siempre se estará en una zona de confort.
Los hermanos Dardenne hacen uso de una historia muy cercana a un común social, fiel a los paisajes y escenarios naturales, que en momentos llega a parecer un documental por la increíble actuación de Marion Cotillard, apropiandose por completo del papel de Sandra y logrando que nos identifiquemos con su personaje.