La cinta Desierto, promete ser un relato social aunque con una de las temáticas más trilladas del cine mexicano: Los migrantes. El director, Jonas Cuarón, nos quiere apantallar desde el inicio con cámara trepidante para ubicarnos en una camioneta que atraviesa el desierto. El vehículo se detiene por fallas mecánicas y los polleros preguntan a los migrantes que se encuentran al interior de la caja de carga que si alguno de ellos sabe de mecánica… Por supuesto y desde luego es el personaje de Gael García quien sabe de mecánica, no podía ser alguien más. El protagonista sabe de todo y obviamente es inmune a todo peligro, sabe de primeros auxilios, es defensor de las mujeres maltratadas, líder social y atleta sin sed con espectacular condición física para librar batallas en el desierto, al personaje principal no le hacen nada los cactus, el perro asesino o el gringo maligno, Jeffrey Dean Morgan, es más, es capaz de regresar a rescatar a su compañera de travesía y cargarla de manera heróica hacia el final de la infumable cinta.
Resulta particularmente inverosímil el hecho de que Tracker el perro asesino propiedad del gringo exterminador, salga limpio de sangre en la escena siguiente a la que le clavó sus colmillos en el cuello a sus víctimas migrantes, pero claro al protagonista el perrito le hace lo que el viento a Juárez. Hay una escena metida con calzador en la que el protagonista cuenta de forma muy breve que tiene un hijo esperándolo en Oakland y que le dio un oso de peluche para que lo cuidara. Tenemos un motivo más para enamorarnos del personaje de Gael García, no sólo es astuto, inteligente y defensor de buenas causas, además es buen padre y tiene la misión de defenderse para regresar y ver a su hijo con la frente en alto, todo esto lo cuenta mientras consuela a una migrante que estuvo a punto de ser víctima de abuso sexual de no ser por la defensa del protagonista y por la justicia del guionista que priva de la vida al acosador.
La actuación de Gael resulta por demás fingida y recrea lo que ha hecho en personajes anteriores como en la cinta Rudo y Cursi o bien en Babel, cuando daba vida a un mexicano que huye de la ley Estadounidense dándose a la fuga. El actor resulta trillado y limitado en sus capacidades histriónicas.
Es destacable la escena en la que el protagonista le roba la camioneta al gringo exterminador con el poder de su navaja suiza y grita “pinches gringos hijos de su puta madre, nos vamos a Chicago” para posteriormente voltearse en dicho vehículo. La típica actitud victimaria del mexicano que se asume jodido y vituperea delitos con la misma actitud discriminatoria de la que se queja frecuentemente, es magistralmente reforzada por el guionista de éste culebrón. La trama puede resumirse a un gringo que mata mexicanos por placer y a una peregrinación de migrantes que son víctimas de su agresión.
Por demás ofensiva a la inteligencia del espectador, resulta la secuencia final en la que el gringo asesino y el personaje de Gael García pelean al estilo Tom y Jerry dando vueltas alrededor de una roca. Un bodrio absoluto.
- El Guión
- Actuación
- Dirección