Review de “Leyenda: La Profesión de la Violencia”

Tom Hardy puede afirmar que el año anterior fue su año, con tres películas estrenadas, (que para nosotros los mexicanos llegaron dos de ellas este año), y una nominación al Oscar como Mejor Actor de Reparto por El Renacido. Fue su año porque obtuvo el reconocimiento a su desempeño histriónico el cual ha sido sobresaliente en los últimos años y en Leyenda: La Profesión de la Violencia lo demuestra una vez más.

En esta ocasión le toca interpretar a dos hermanos gemelos, Ronald y Reginald Kray, gánsters y criminales de los barrios bajos de Londres que llamaron la atención en la década de los 60. La película nos muestra su ascenso, sus problemas, relaciones amorosas y principalmente la relación entre ambos.

Brian Helgeland es el director de esta película que se ha destacado más en su labor como guionista que como director, ofreciendo grandes trabajos como Río Místico y Los Ángeles Al Desnudo, sin embargo, en su función como director no ofrece nada nuevo que no hayamos visto en este tipo de películas o el género en sí, una historia acerca de criminales.

Como está inspirada en una historia real, se basa en hechos reales, pero aquí el director que también es guionista, nos cambia la perspectiva de la historia y nos ofrece una historia de amor, de amor fraternal y amor de pareja, que cumplen con la función de introducir el motivo del conflicto de los personajes y se narra a través de la voz en off de uno de los personajes femeninos, interpretado por Emily Browning.

Leyenda: La Profesión de la Violencia es una película más sobre criminales, sobre tipos malos que nos tratan de explicar y justificar el porqué se han convertido en lo que son, pero el asunto amoroso en la película le resta credibilidad y en vez de mostrar unos personajes interesantes con conflictos más reales, sólo nos muestra una historia que se ve superflua. La gran actuación de Tom Hardy no es suficiente para rescatar el trabajo del director Brian Helgeland, a quien se extraña enormemente detrás de cámaras, haciendo lo que mejor sabe, escribir grandes historias.