Crítica de La Monja

Las películas de terror han generado muchas secuelas o spin off cuando su primera parte ha sido un éxito y se puede hablar de muchas para ejemplificar esta sobreexplotación. Aunque cabe mencionar que el spin off del que vamos a hablar, surgió gracias al éxito de la segunda parte de la saga de El conjuro, en el que al igual que la primera cinta, uno de los personajes más terroríficos hace acto de precencia en la historia pero sin dar a conocer su origen, primero lo hicieron con Annabel, quien ya cuenta con dos películas en solitario y ahora es el turno de este personaje de La Monja. Por lo que la película, que se titula precisamente, La monja, habla del origen de este demonio que en un futuro enfrentara al matrimonio de los Warren y que sí lo notaron bien, también tiene su guiño en Annabel Creation.

Unos años después de la segunda guerra mundial, en un convento en un pueblo de la recóndita Rumania, se suicida una monja, que es encontrada por un pueblerino, al que todos llaman Frenchie (Jonas Bloquet). Lo que provoca que el Vaticano le llame la atención y llama a una investigación al sacerdote Burke (Burke) que se apoya de una novicia llamada Irene (Taissa Farmiga, la hermana menor de la actriz que interpreta a Loraine Warren, Vera Farmiga). Ambos tendrán que ir a donde sucedió el suicido y descubrir por qué la joven monja lo hizo. Ambos serán ayudados por Frenchie tras descubrir varias cosas escalofriantes.

La Monja cuenta con una buena producción al presentar escenarios bien hechos, una fotografía que sí se nota al momento de la oscuridad y un soundtrack no tan original, pero de un buen compositor como Abel Korzeniowski. Esta situación muestra la mano del director Corin Hardy quien encuentra en esta cinta su segunda oportunidad en un largometraje después de su debut en The Hallow, cinta por la cual obtuvo varios premios, precisamente por dirección y la lúgubre ambientación que logro. Lo cual hace evidente la razón por la que James Wan lo tomara como elección para expandir su universo cinematográfico.

El ensamble de actores encabezado por Damián Birchir, resulta interesante, este último le agrega un matiz de padre atormentado, situación que iremos descubriendo durante el desarrollo de la cinta, aunque también, no podemos dejar pasar que este es uno de los más grandes clichés en personajes adoctrinados en el catolicismo y que combaten demonios. El personaje de la novicia, Irene, también es un personaje lleno de clíches pero que interpreta a la perfección Taissa Farmiga quien ya cuenta con experiencia en cintas de este corte gracias a su participación en American Horror Story. Quién resulta un verdadero desastre es Jonas Bloquet como Frenchie, un comic Relief innecesario que termina rompiendo en más de una ocasión el tenso ambiente creado. Sus toques de humor que se ven totalmente intencionados logran que la película no tenga gracia, aunque se nota la intención de relajar a la audiencia después de varios momentos de espanto. Aunque estos mismos, son provocados por muchos de los clichés que hemos visto por parte del género. Además de cerrar con un final un poco creíble que hace que se una la historia con los eventos de la misma historia.

A veces es necesario cerrar ciclos y al aparecer esta saga necesita cerrar con uno decente, así como fue su aparición en el universo cinematográfico por lo que todos ya estamos esperando The Conjuring 3.