La casa más grande del mundo, es una película entrañable, con una simplicidad que te atrapa y sobre todo muy bien llevada, gracias al trabajo de Ana Bojorquez y Lucia Carreras, directoras que se aventuraron a realizar una producción en la frontera de México con Guatemala para contarnos la odisea de la pequeña Rocío.
Rocío es una niña indígena que pasa el día apoyando a su madre embarazada a pastorear borregos, aunque su principal virtud es el de sacar de sus casillas a su abuela. El día que su madre se encuentra próxima a dar a luz es el momento para que la pequeña Rocío se haga cargo del rebaño ella sola, todo parece ir bien hasta que se distrae jugando con una amiguita y termina perdiendo al borrego más pequeño, esto desatara una serie de acontecimientos que harán que a partir de ese día la pequeña Rocío no vuelva a ser la misma de antes.
La casa más grande del mundo nos presenta una historia de crecimiento y enfrentamiento de miedo, centrada en en una ambiente rupestre hermoso, un acierto ya que regala una excelente fotografía que acompaña perfectamente a la trama, el trabajo de actuación es importante por parte de las directoras ya que al tener como protagonista a una niña, la cual no es actriz, es complicado exprimirle esas emociones de alegría, desesperación y miedo que perfectamente transmite la pequeña Gloria López, haciendo que todo los presentes en la sala suframos con ella.
En general la cinta es muy simple pero con una excelente ejecución que la convierte en una agradable sorpresa dentro de la 13va Edición del Festival Internacional de Cine de Morelia. La cinta anteriormente ya ha obtenido excelentes críticas durante su estreno en el Festival de Cine de Berlín.
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- La pequeña Rocío