Desde hace muchos años, la estructura familiar ha sido uno de los pilares fundamentales de nuestra sociedad. Desde pequeños se nos inculca en nuestro día a día la idea de que para lograr ser personas felices, completas y exitosas debemos encontrar una pareja, tener descendientes e inculcarles los mismos “valores”. ¿Pero qué pasaría si algún día tuvieramos el poder de elección sobre quién vive y muere dentro de nuestros familiares para asegurar nuestra propia supervivencia? Elegir la vida o la muerte de nuestra propia sangre. Este es precisamente el tema que trata de forma muy dura The Killing of a Sacred Deer, cinta escrita y dirigida por el griego Yorgos Lanthimos, quien hace un par de años nos presentó la excepcional The Lobster (2015), cinta que hace una crítica y sátira a otro aspecto fundamental de nuestra sociedad: las relaciones amorosas.
Esta cinta funciona además como la muestra perfecta de lo que el odio es capaz de hacer, el rencor con el que a veces muchos hemos vivido al sufrir experiencias durísimas en nuestras vidas; desde la pérdida de un ser amado hasta ser víctima de bullying (como lo vimos recientemente en Oso Polar). Casos que nos hacen querer buscar culpables y tratar de descargar nuestra frustración o represión emocional con alguien que no seamos nosotros para así librarnos de nuestro tormento. De buscar justicia y así saldar la cuenta que el universo nos debe.
Incluye además, simbolismos que conforme la trama avance irán tomando fuerza hacia su recta final, donde ciertos elementos —que podrían considerarse fantásticos— cobrarán fuerza, elementos que solo traerán dolor y sufrimiento. Nuevamente el director griego desea cuestionar los límites del amor; en este caso, amor hacia nuestra familia.
A través de un ritmo frío y calculador, el director irá desenmascarando a estos personajes que se expresan y gesticulan de forma perfecta, para así revelar su verdadera naturaleza hacia nosotros, los testigos de esta historia. Desde los pecados del padre que manchan a los suyos, la frialdad de una madre para con sus hijos o el propio instinto de supervivencia de los niños, al querer destacar el uno sobre el otro para así escapar de un destino fatal.
Está claro que lo que Yorgos Lanthimos busca es provocar a la audiencia y afortunadamente lo logra (al utilizar el viejo obra griega de Ifigenia, escrita por Eurípides). Nos manipula y hace sentir incómodos no solo con la historia que estamos viendo, sino que nos cuestiona y señala directamente, pues sabe que en una situación similar probablemente haríamos cosas mucho más oscuras y perversas.
- La dirección
- Los temas que trata
- El ritmo lento
- La ambigüedad temática puede confundir a varios
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