La ganadora del premio del Jurado en Cannes, “Mommy”, es la sexta película del niño prodigio Xavier Dolan, la cual relata la relación ingobernable entre Die (Anne Dorval) y su hijo Steve (Antoine-Oliver Pacusado), en donde una extraña vecina llamada Kyle funge como mediadora entre estos dos personajes.
La complicidad que surge entre estas tres voluntades auténticas, se homogeneiza a través de un formato cuadrado 1:1 en las escenas de tensión, a punto de estallar (o sea casi toda la película). Cuando Steve brinda un aire de libertad, emociones puras sin límites, en hacer lo que le venga en gana, genera automáticamente una especie de reposo visual a la audiencia, ampliando el formato en la pantalla al otorgar un campo visual mas amplio.
La historia nos muestra las consecuencias más fieles sobre el poder de las decisiones e incluso sobre el amor que se presenta entre los personajes como una misma fuerza que les ayudará a sobrevivir, mas allá del erotismo que esto pueda generar.
Sin embargo, el futuro de Steve está en manos de una sublime Die, quien después de proyectarse la vida idealizada que tenía para él, toma una de las decisiones más difíciles e impactantes de la película.
Steve es un chico con tanta energía sin canalizar que es tratado como si fuera un enfermo mental, lo cual convierte su presente en un estado inseguro al desconocer sus propias reacciones y que pueden caer en lo insidioso.
Tanto la fotografía como el sonido se complementan de una manera exquisita con el drama de la película, siendo recursos muy bien utilizados por el director, así como el manejo de temas de relaciones homosexuales y relaciones más afables que eróticas.