En el 2008 el director James Marsh deslumbró al mundo con su grandiosa Man on Wire, el cual recibió una nominación al Oscar a mejor largometraje documental. Posteriormente nos entregó una película llamada Shadow Dancer, un drama sobre una mujer involucrada con el IRA y protagonizada por Andrea Riseborough, la cual resulta ser una cinta muy buena.
Su proyecto más reciente es a su vez, el más ambicioso que ha desarrollado en su carrera, una biopic del aclamado físico teórico Stephen Hawking, un hombre que es mundialmente reconocido por tener una mente brillante y también (desafortunadamente) por padecer una enfermedad motoneuronal, relacionada directamente con la escleorosis lateral amiotrófica, la cual lo ha dejado prácticamente paralítico e incapaz de comunicarse con su propia voz.
El reto para esta historia claramente era encontrar al actor indicado que pudiera interpretar a este personaje y el casting dio en el blanco con Eddie Redmayne, a quien tal vez recuerden por su participación en Les Miserables. Y como bien dicen, detrás de cada gran hombre hay una gran mujer, quien en esta ocasión es interpretada por la bellísima Felicity Jones.
La historia como era de esperarse, aborda los inicios de la carrera de este brillante físico además del comienzo de una bella relación con Jane Wilde, la mujer que posteriormente se convertiría en su esposa. Pero no todo es miel sobre hojuelas, y es entonces cuando comienzan los problemas, poco a poco vemos el deterioro físico que sufre el personaje principal debido a su lamentable enfermedad, lo cual pondrá a prueba no sólo su inteligencia, sino sus amistades e incluso a su matrimonio.
El guión de Anthony McCarten sobresale destacando los conflictos emocionales de todos los involucrados directa o indirectamente con Stephen, pero desafortunadamente falla al explorar el trabajo y la mente de uno de los hombres más brillantes que existen en la actualidad. El acercamiento que se le da a sus teorías es por demás superficial, ya que el principal motor del filme es el matrimonio y la relación que tiene con Jane, lo cual crea ciertos clichés dentro del género que le restan puntos a la historia.
Afortunadamente Eddie y Felicity demuestran el enorme talento que poseen cuando se les da la oportunidad, robando cámara cada vez que aparecen ambos en pantalla, en especial Felicity, quien en mi muy particular opinión creo que es la verdadera estrella del filme. Más allá de que la trama se centra en Hawkings, es a ella a quien vemos verdaderamente sufrir la enfermedad de su esposo y lo mucho que tiene que soportar para lograr ser un pilar importante en la vida de ambos.
Otro aspecto que resalta mucho, es la fotografía a cargo de Benoît Delhomme, quien nos adentra visualmente a este mundo de 1960 haciendo uso de bellísimas tomas; además el score del señor Jóhann Jóhannsson es fántastico, si ya nos había demostrado su enorme talento con el lúgubre score de Prisoners, aquí nos demuestra otra faceta como compositor dejando muchas piezas que están a la altura del mismísimo Alexandre Desplat, un fuerte candidato a mejor música original en las próximas entregas a premios sin lugar a dudas.
En resumen se puede decir que La Teoría del Todo es una buena película, que retrata a la perfección la imperfecta, pero amorosa relación entre un gran hombre y una mujer aún más grande. Una historia de éxitos y fracasos, acompañada de una gran banda sonora y visualmente hermosa que logrará tocar fibras muy sensibles en más de uno gracias a su buena dirección, en donde resalta la enorme calidad de sus protagonistas a pesar de los fallos que tiene el guión.
- Las actuaciones de Eddie Redmayne y Felicity Jones
- El score de Jóhann Jóhannsson
- Falta de exploración a la mente brillante de Stephen Hawkings
- Clichés del género