Paul McGuigan es el director de esta nueva versión que entre sus trabajos anteriores tiene varios capítulos dirigidas para series o miniseries y así como Push, como su trabajo más sobresaliente, ya que este deseará que pase al olvido.
Contada desde el punto de vista de Igor (Daniel Radcliffe), nos aventura al inicio de su relación con el genial creador Victor Frankenstein, (un James McAvoy sobreactuado) y sus deseos de perdurar la vida para crear al mítico monstruo que todos conocemos y no sólo esa creación sino la misma transformación del mismo Igor y la búsqueda del amor con el personaje femenino de la película Lorelei, (una desperdiciada Jessica Brown Findlay).
La película es una versión que no rinde homenaje o aprovecha la historia creada por Mary W. Shelley, en cambio la modifica para crear una historia nueva, un producto más feo que el mismo monstruo que se crea. Las razones que hacen que está película sea mala, es su pretensión de mostrar algo novedoso que termina siendo el hazmerreír, con escenas que no provocan ni espanto o alguna emoción por asomo, más que risa, risa involuntaria. Actuaciones dignas de un razzie o personajes motivados por situaciones que se acoplan a la época que transcurre pero no crees por la modernidad en que se presenta lo demás, sino fuera por los escenarios pareciera que quisieron poner la historia en una situación actual.
Lo que se rescata pero que no vale la pena de Victor Frankenstein por las casi dos horas que dura la película, son los escenarios y el vestuario, el gran diseño de producción y arte emplea grandes elementos visuales que hacen que se sobrepase el mal sabor de boca que te deja este “monstruo” de película al final.
- El diseño de producción y vestuario
- Efectos visuales
- Argumento
- Actuaciones