En junio de 2013, Laura Poitras comenzó a recibir correos electrónicos firmados por alguien llamado “Citizenfour”, que le aseguraban tener pruebas de los programas de vigilancia ilegales dirigidos por la NSA (National Security Agency). Junto a los periodistas Glenn Greenwald y Ewen MacAskill, documentó una serie de encuentros con este ciudadano anónimo hoy conocido como Edward Snowden.
El documental se siente como si fuera una película de espionaje y suspenso. La manera en que son narradas las situaciones facilitan una fácil compresión para la audiencia y pese a sostenerse con un ritmo lento todo el tiempo, a través de la pantalla podemos ser testigos de manera fluida de las intenciones por parte del gobierno de Estados Unidos en materia de vigilancia.
Un documental que retrata la tensión y cobertura de una historia en tiempo real. Resulta ser un gran experimento el ver al protagonista mientras alrededor del mundo se habla sobre su caso. Edward Snowden es sin duda el héroe o enemigo de la película. Él se mantiene en el anonimato sabiendo que lo importante ahí era la información que manejaba.
Personas que no tengan nada que esconder podrán decir que no tienen nada en contra de que sean vigilados por el gobierno, pero es importantísimo conocer el contexto y las implicaciones que esto conlleva. No se trata acerca del derecho a la privacidad, es un tema que abarca el derecho a la libertad, a que las personas puedan seguir con sus vidas sin miedo al espionaje.
Personas obsesionadas sobre su información personal en redes sociales tendrán que preocuparse más al utilizar sus celulares, correos electrónicos, búsquedas en Google, etc.
Un ejercicio periodístico necesario en nuestros tiempos y que invita a la sociedad a estar atentos e informados sobre el manejo de sus datos personales en el gobierno y cualquier otra institución.