Una de esas películas que no podía aguantar las ganas de ver en esta doceava edición del Festival Internacional de Cine de Morelia era The Rover. El nuevo largometraje del director australiano David Michôd, y que cuenta con la participación de Guy Pearce y Robert Pattinson como los protagonistas de esta historia post apocalíptica.
La historia comienza así: Un hombre solitario, desaliñado, que no inspira confianza alguna decide irse a tomar un trago. Desafortunadamente su auto será robado por tres misteriosos hombres unos cuantos minutos después. Este evento al que se le podría denominar como mala suerte, desencadena una serie de eventos desafortunados para este trío, pues el hombre al que robaron no se detendrá ante nada para reclamar de vuelta aquello que es suyo.
Este thriller se podría considerar a su vez un western, una extraña mezcla entre Mad Max y No Country For Old Men, que navega entre desiertos, escenarios desolados. Con hombres de almas vacías, inexistentes, fríos como la muerte misma, en donde la supervivencia del más fuerte es la ley de vida de este futuro apocalíptico (no tan lejano). Hombres guiados por la necesidad de satisfacer las necesidades más primitivas que poseemos; es ahí cuando el caos comienza, pues no hay orden, solo anarquía.
Y es en esa anarquía en donde surgen Eric y Rey, dos polos opuestos que se atraen creando caos en su existencia, tan diferentes, tan similares al mismo tiempo, ambos sombras de los hombres que alguna vez fueron. Con pocas palabras se logran entender, emprendiendo un viaje juntos, con distintas metas, pero con el mismo destino.
Es este viaje lo que vale la pena, un viaje de dos hombres en busca de sangre, de venganza, en donde las relaciones interpersonales no son lo que solían ser, en donde la ambigüedad de un mundo devastado es más que suficiente para que el hombre pierda la cabeza, para sentirse perdido. Pero cuando empiezan a buscar la salida de este túnel oscuro, en raras ocasiones logran ver la luz al final del camino.