Cuadros en la Oscuridad es la película más reciente de la directora Paula Markovitch, quien hace unos años nos trajo la poderosa El Premio (2010). Aquí, nos pretende contar la historia de dos hombres, uno viejo y el otro, un niño. El viejo es un pintor, el niño un vagabundo; ambos invisibles y olvidados por el mundo que les rodea hasta que convergen en un mismo punto, desarrollando una relación muy compleja. Una relación donde la curiosidad del niño o el egocentrismo del artista, chocarán constantemente.
Se nos pretende mostrar los fantasmas del pasado que persiguen a este hombre viejo, que lucha constantemente con la idea de imponerse como una especie de figura paterna para un niño que no tiene familia, ni hogar. Desafortunadamente ese objetivo se ve interrumpido debido a una propuesta visual y narrativa tan tibia, donde parece ser que a la directora le da miedo ensuciarse un poco con la oscuridad latente en los personajes.
No existe una historia, una atmósfera o diálogo alguno que atrape o conecte con la audiencia. Las reflexiones que muestra se sienten vacías, carentes de significado. El diseño de arte y la fotografía tratan de mostrarnos lo roto que están los personajes, además de lo fracturada que se encuentra la sociedad que les rodea, pero estas pinceladas se pierden en un lienzo sin forma, solo para convertirse en una pintura que muy pocos recordarán.
- Propuesta visual
- Personajes e historia mal desarrollada