Buenos Vecinos es una película que me generaba muchas dudas, por un lado el talento cómico de Seth Rogen es indudable, y contando con Rose Byrne a su lado aún mejor (disfruté mucho su rol cómico en Damas en guerra); aunque sinceramente el motivo de mi desconfianza era Zac Efron, un actor que se ha visto con muchos altibajos en su corta carrera y que en mi opinión, solo es una cara (y cuerpo) bonito que utilizan para tratar de llenar las pantallas con sus admiradoras de la época de High School Musical.
Afortunadamente es una comedia que sale a flote precisamente por la química que hay entre el trío de actores principales, Rogen, Byrne y Efron. Este último logra sentirse cómodo dentro de su papel de “Casanova” y chico rebelde, donde se nota que disfrutó mucho de la libertad de improvisación que tienen la mayoría de los filmes en donde aparece Seth Rogen.
La trama es algo que ya hemos visto antes de una u otra forma, una pareja que acaba de comprar una casa y tienen una hija, tienen que lidiar con sus nuevos vecinos: una fraternidad. Al principio todo parece marchar bien, hasta que por decisiones de uno que otro individuo, la fraternidad entra en conflicto directo con esta pareja. Las peleas y conflictos, son sumamente hilarantes.
Una de las metas que debe tener una comedia es hacer reír al espectador, esta la cumple a la perfección y en ocasiones, va un poco más allá, en donde se analizan temas como la madurez, el miedo a crecer e incluso lo que implica tener una familia y las responsabilidades que conlleva. Tal vez pudo ser un mejor filme si se hubieran querido enfocar de manera más directa en esos conflictos existenciales y estar a la altura de películas como 50/50, en donde curiosamente también participa Seth Rogen.
- La pareja que forman Seth Rogen y Rose Byrne
- Las lecciones de vida
- Sub-tramas innecesarias
- Falta de exploración en los arcos dramáticos