La revolución del sinsajo llega menos violenta de lo que podría haberse esperado, gracias a la consideración del estudio seguramente, pero bien rescatando elementos maquiavélicos, de los que se vale cualquier líder de opinión para alcanzar su objetivo.
Un punto que se prometía destacable era ver a la insufrible Katniss víctima de pesadillas y ataques de ansiedad, los cuales quedan cortamente vislumbrados y parecen desaparecer en algún punto del caos del filme.
Lo rescatable es ver la forma en que el sinsajo sucumbe ante la presión de una revolución lanzada a sus hombros, a la cual cede debido a intereses particulares, como siempre negociados ante el mejor postor. Todo envuelto en bonitos teatros que posiblemente le recuerden a una productora televisiva, pero aquí, el interés sí es ayudar al pueblo.
Técnicamente bien lograda, buenos efectos, buena fotografía, pero sin duda, al ser la mitad de la última entrega de la saga, es imposible no terminar con el sabor de algo incompleto, por el momento, tendremos que conformarnos con pensar en qué tanto le pudo hacer el capitolio a Peeta, y los mensajes ocultos entre su traje blanco, las lágrimas y toda la guerra sucia en contra de Katniss y sus rebeldes.
- Desarrollo en el personaje de Peeta
- Simbolismos dentro del filme
- El motivo para crear la rebelión
- La inclusión del sinsajo llega a parecer de mal gusto (¿intencional?)
- ¿Alguien se acuerda de Annie?
- La violencia es prácticamente nula en una historia que gira en torno a una rebelión