Sin duda hay un lugar en el infierno para todos los que te crean altas expectativas y terminan por defraudarte, eso es lo único que le deseo a todos los que estuvieron envueltos en la producción de El Crimen del Cacaro Gumaro.
En palabras del maestro de la comedia Andrés Bustamante la película duro 5 años en producción, desde el primer día en el que Daniel Birman le propusiera realizar un guion hasta que por fin vieron materializado su esfuerzo en esta cinta.
La película nos narra la pelea entre dos hermanos Archiboldo y Gumaro, quienes al morir su padre son heredados, el primero recibe la casa de su padre mientras que el segundo queda a cargo del cine Linterna Mújica, pero esto no es lo único ya que los dos hermanos también reciben como herencia las deudas de su padre por lo que Archiboldo solo ve una salida, convertir el cine que heredo su hermano en un estacionamiento para poder así obtener dinero suficiente para saldar las deudas, mientras que el hermano menor decide regresarle el esplendor al antiguo cine del pueblo de Güepez, por lo que veremos las constantes peleas de los hermanos por lograr su cometido hasta que el corrupto Presidente municipal del pueblo decide ayudarle a Gumaro a realizar un festival de cine y trayendo una serie de eventos que serán difíciles de controlar.
La película ha recibido muchísima atención de los medios de comunicación, al parecer se le ha invertido una cantidad grande para su promoción, es una lástima que busquen llenar las salas con esta estrategia.
La película lamentablemente no resulta más que un fracaso estrepitoso que insulta a un público que ya estaba recibiendo material digerible por parte del cine nacional, como Nosotros los nobles y No se aceptan devoluciones, que si bien no son obras de arte, si logran el interés del público espectador.
El crimen del Cacaro Gumaro, tiene un inicio bastante decente, haciendo una parodia a Amores perros y ese es solo el comienzo a muchísimas referencias del cine nacional que resultan ser muy graciosas logrando que cinéfilos se den cuenta de estas referencias y resulta algo agradable; también se permite realizar una leve crítica al entorno de nuestro cine y hasta criticar a los festivales, con su gloriosa representación de lo que “según” es cine de arte.
La película continua con hilarantes diálogos en su gran mayoría proporcionados por el personaje de Andrés Bustamante, Don Cuino Meléndez de la Popocha, quien curiosamente no es el personaje principal pero si el más explotado en la publicidad y mercadotecnia.
El arte en la película es sobresaliente, está perfectamente cuidado y para mí es un punto a destacar, lamentablemente este punto a favor se pierde en la infumable historia.
Las actuaciones son tan malas, que a momentos sientes un poco de pena ajena y sin contar que la película se dio el lujo de tener una postproducción agregando elementos realizados a computadora que a momentos son irrelevantes y son un enchulamiento innecesario, que se ve tan falso que nuevamente dan pena.
La historia nunca queda clara, es más el título, tampoco ya que Gumaro nunca comete un crimen, entiendo que usaron este título para parodiar el Crimen del padre Amaro, pero bueno, si ya estaban haciendo una historia tan absurda pudieron prestarle atención a dicho detalle.
La música hace que a momentos te sientas dentro de una caricatura, restándose toda credibilidad a la comedia, seguro el director olvido que los mejores chistes son los que no se esperan. En la película puedes hasta predecirlos y son, aparte, tan malos que te sientes ofendido.
Es sorprendente que un director talentoso como Emilio Portes, haya dirigido esta película, si bien desde Pastorela bajo muchísimo su nivel, en esta toca los suelos.
Podría seguir hablando y hablando de lo mal que la pase en la sala de cine pero bueno creo que muchos creerán que exagero.
Solo me resta decir que el único Crimen en el Crimen del Cacaro Gumaro, es que esta cinta haya llegado a las pantallas de cine.
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